Los belgas inyectaron una cifra récord de 22.000 millones de euros en bonos gubernamentales el año pasado: ¿fue un hecho aislado?

El año pasado, el gobierno belga estableció un nuevo récord al traicionar deuda directamente a sus ciudadanos. Todas las miradas están puestas en lo que sucederá cuando venza la semana que viene.

Los gobiernos endeudados se preocupan constantemente de cómo financiarán sus déficits, generalmente mediante la cesión de bonos a grandes bancos o fondos de pensiones.

El pasado mes de septiembre, Bélgica batió todos los récords al adoptar un camino progresista: traicionar 22.000 millones de euros en deuda pública, no a instituciones financieras, sino a sus propios ciudadanos.

El Gobierno estima que si se hubiera conseguido que los hogares ahorradores compraran directamente, se podrían deber ahorrado cientos de millones de euros.

La expulsión de doce meses expira el próximo miércoles (4 de septiembre), y hay una gran pregunta sobre qué sucederá a posteriori: ¿fue ese éxito un hecho ocasional?

El plazo relativamente corto del bono a un año, combinado con un atractivo rendimiento del 3,3%, lo convirtió en un éxito entre los ahorradores belgas, dijo a Euronews Jean Deboutte, de la Agencia de Deuda Belga.

La cantidad que invirtieron –equivalente al 3,7% del PIB de Bélgica– superó con creces las estimaciones internas del gobierno: el Tarea de Finanzas procesó una transacción cada tres segundos y los mayores gastadores derrocharon millones.

“El mundo inconmovible quedó completamente conmocionado por el éxito”, dijo Deboutte, director de táctica, administración de riesgos y relaciones con inversores de la agencia ministerial.

“Imagínese poner 5 millones de euros en el billete estatal electrónicamente… es impresionante, ¿no? Eso ocurrió”, afirmó.

“Tuve que contarle toda la historia al Porción de la Reserva de la India en Mumbai: ‘Cuéntenos cómo lo hace'”, agregó, citando igualmente el interés de China, Estados Unidos y Corea del Sur.

Más de 230.000 inversores –aproximadamente del 5% de los hogares belgas– optaron por comprar directamente al gobierno en circunscripción de a través de su proveedor financiero habitual, y todo el proceso supuso un ingreso de entre 150 y 200 millones de euros para las arcas públicas, gracias a los ingresos fiscales y a los menores costes, estima Deboutte.

Punto dulce

La expulsión ciertamente se produjo en un momento oportuno: a posteriori de primaveras de intereses cercanos a cero, los bancos comerciales habían tardado en trasladar los aumentos de tasas a los ahorristas, lo que hacía que los bonos del gobierno fueran inusualmente atractivos.

Para la próxima ronda, que comenzará el 16 de septiembre, Deboutte admite que puede que no tenga tanta suerte: la tasa de interés, que se anunciará el martes, probablemente será más descenso.

Se siente alentado por una investigación flamante realizada por AG Insurance, que sugirió que la medio de los inversores del año pasado planean renovar, pero admite que los ahorradores podrían pensarlo dos veces cuando se enfrentan a un acuerdo menos benévolo.

Los bancos parecen estar de acuerdo y se quejan de que el éxito se debió al movilidad desleal.

“El pandeo de ventas se explica porque el Estado concedió una enorme superioridad fiscal”, explicó a Euronews un portavoz del lobby bancario belga Febelfin; la reducción temporal de la tasa del 30% al 15% no se ha renovado esta vez.

En el futuro, la expulsión debería “realizarse siempre en igualdad de condiciones con otros bonos minoristas de emisores no gubernamentales”, añadió el portavoz, citando igualmente las diferencias en las normas contra el jalbegue de patrimonio y las normas de negociación en el mercado.

Pero Deboutte señala que sus bonos estatales todavía sólo representan el 5% de los depósitos bancarios de los hogares, y sugirió que los bancos son los únicos responsables de que el gobierno les robe clientes.

“Si estas son las condiciones que se ofrecen a sus clientes que han sido fieles a usted durante diez, vigésimo, treinta primaveras… eso era un aventura claro”, dijo y agregó: “Fue el gobierno el que entró en el mercado, pero la próxima vez puede ser Google o Apple”.

Los bancos ahora tienen que combatir por su parte de los 22.000 millones de euros que regresan: un impulso bienvenido en un mercado que, según la autoridad de competencia de Bélgica, actúa en la habilidad como un oligopolio.

«La situación de la competencia entre los bancos es mejor» gracias a la obligación estatal, explica a Euronews Nicolas Claeys, doble en productos de reducción de la asociación de consumidores Test Achats.

Pero la tarea de enmendar el mercado bancario aún no ha terminado, dice, y está a honra de adoptar más medidas para suministrar el cambio de cuentas.

La UE se ha esforzado por alentar a los europeos cautelosos a aventurarse más en la inversión en los mercados de capitales, y el ejemplo belga puede contener algunas lecciones más amplias, cree Claeys.

“Lo que vimos, para alentar a la gentío a trastornar más ampliamente fuera de su zona de confort, es la penuria de proponer poco relativamente simple y de factible paso”, dijo.

Incluso si la popularidad de los bonos minoristas disminuye, el “producto no desaparecerá”, dijo Deboutte, y ya está pensando en formas de modernizarlo.

Cita a Austria, que ofrece bonos minoristas todos los días, así como una lectura verde en la que el patrimonio invertido se canaliza en torno a proyectos medioambientales; las garantías de protección contra la inflación de Italia igualmente son populares, señala.

Pero, en última instancia, no tiene intención de perder el sueño si la expulsión de bonos del 16 de septiembre resulta un fracaso, y dice que hay otras opciones más tradicionales para financiar el dita divulgado.

“Es un mercado muy flexible y enormemente puro”, dijo.

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