El relato sobre la situación de los ancianos en China ofrece una visión profunda y conmovedora de los desafíos que enfrentan en su vejez. Muchos, como Huanchun Cao, carecen de pensiones y continúan trabajando en la agricultura y otras ocupaciones debido a la falta de cobertura del sistema de seguridad social.
La política de hijo único, combinada con una economía en desaceleración y beneficios estatales reducidos, ha creado una crisis demográfica en China. Con millones de personas mayores abandonando la fuerza laboral en la próxima década, surge la pregunta de quién se hará cargo de su cuidado.
Para algunos, como Guohui Tang, el cuidado de personas mayores se convierte en una oportunidad de negocio para asegurar su propia vejez. Tang ha abierto una pequeña residencia de ancianos para ayudar a financiar su jubilación, consciente de que no puede depender completamente de su única hija.
La tradicional dependencia de la piedad filial se ve comprometida por el cambio demográfico y económico en China. A medida que la población envejece y los jóvenes se alejan de sus padres en busca de mejores oportunidades, muchos ancianos se encuentran solos o dependiendo de subsidios del gobierno.
Proyectos como la Residencia de los Rayos de Sol en Hangzhou intentan abordar esta creciente demanda de cuidado de ancianos. Sin embargo, construir infraestructuras para el cuidado de personas mayores es costoso y presenta desafíos para las empresas privadas en términos de rentabilidad.
En medio de estas dificultades, algunos optan por un enfoque más positivo hacia el envejecimiento, como Shuishui, quien se embarca en la “economía de los cabellos plateados” para aprovechar el poder adquisitivo de las personas mayores de clase media.
En última instancia, la historia de Huanchun Cao y su esposa refleja la realidad de muchos ancianos en China: continuar trabajando hasta que ya no puedan, enfrentando los desafíos de la vida rural y dependiendo de la esperanza de que sus hijos regresen para cuidar de ellos en su vejez.