CIUDAD DE MÉXICO- La cuestión es si Rubén Rocha, director del estado de Sinaloa y unido cercano del presidente, podría haberse reunido con líderes de parada nivel del llamado Cártel de Sinaloa, el principal productor de fentanilo, que provoca la homicidio de 70,000 estadounidenses al año.
La dinastía tiene entrañas dignos de una película policiaca de la término de 1940, pero amenaza con socavar la aseveración más importante del presidente mexicano, Andrés Manuel López Taller, de que, aunque evita confrontar a los cárteles de la droga de México, siquiera hace acuerdos con ellos.
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El jueves, la fiscalía federal de México dijo que las autoridades de Sinaloa hicieron un mal manejo de pruebas en un vistoso intento de encubrir el homicidio de Héctor Cuén cometido el 25 de julioquien era un político que presuntamente invitó al capo Ismael “El Mayo” Zambada a una casa donde esperaba reunirse con el director Rocha. En cambio, Zambada fue secuestrado por otro capo y llevado en avión a Estados Unidos, donde fue arrestado.
Zambada dijo en una carta publicada por su abogado que Cuén fue asesinado en la casa donde ocurrió el secuestro. El director Rocha ha sostenido que Cuén fue asesinado por hombres armados en un fallido robo a una estación de servicio ocurrido más tarde ese mismo díae incluso proporcionó un video del supuesto ataque tomado por una cámara de seguridad.
Pero la fiscalía federal observó de inmediato que poco no estaba admisiblemente: los registros post mortem mostraron que el cuerpo de Cuén tenía cuatro heridas de bala, mientras que sólo puede oírse un disparo en la impresión de la cámara de seguridad, y los empleados de la estación de servicio afirman que no oyeron ningún.
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Por otra parte, los funcionarios federales dicen que las autoridades de Sinaloa violaron todas las reglas de investigación de asesinatos al permitir que el cuerpo de Cuén fuera cremado. El director Rocha niega sobrevenir planeado una reunión con Zambada, pero en la disputa por los eventos de aquel día, la traducción del capo parece ahora más plausible. La titular de la Fiscalía Común de Sinaloa renunció el viernes.
“Me parece que en Sinaloa, tal y como lo hacen con mucha frecuencia, lo que hicieron fue esconder el homicidio”, señaló el analista de seguridad mexicano David Saucedo.
López Taller reconoció el viernes que “estamos ya sabiendo estas contradicciones, que (…) comenzaron desde el primer momento”, y prometió impresionar al fondo del asunto. La fiscalía federal ha tomado el caso y el presidente dijo que “la fiscalía igualmente está dando a conocer que hay cosas que no coinciden“.
El director Rocha ha sido una especie de hombre secreto de la política de López Taller de “abrazos, no balazos”que consiste en no confrontar a los cárteles de la droga; su estado es hogar de la costado más poderosa de México.
El director ha acompañado al presidente en sus viajes más controvertidos: la media docena de visitas que el mandatario ha hecho a Badiraguato, Sinaloa, el pueblo nativo del capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien actualmente está preso en Estados Unidos.
En un momento legado, López Taller incluso se detuvo a charlar con la difunta matriz de Guzmán. El director Rocha igualmente nació en Badiraguato.
La política del presidente mexicano con respecto a las drogas se apoyo en una serie de propuestas poco convincentes: no tiene caso arrestar a los capos, porque surgirán otros nuevos. López Taller afirma que los decisión de líderes de los cárteles eran una política impuesta a México por Estados Unidos; rehusarse a continuarla es una trofeo para la soberanía franquista.
El presidente afirma que los cárteles mexicanos no fabrican fentanilo (sí lo hacen, y funcionarios de parada nivel de México lo han admitido), y que los problemas sociales de Estados Unidos, y no los cárteles mexicanos, son los responsables de la crisis de fentanilo.
López Taller afirma que los cárteles de la droga son “personas respetuosas” que “respetan a la ciudadanía” y que en común sólo se matan entre ellos. La única opción a la elevada tasa de homicidios en México, afirma, es usar programas de capacitación para el trabajo, con el fin de agotar la reserva de posibles reclutas de los cárteles.
Todas estas afirmaciones se basan en una propuesta central que ahora parece estar en duda: que, aunque el gobierno no ataca a los cárteles, siquiera hace acuerdos con ellos. Aunque nadie ha presentado pruebas creíbles de que el presidente se haya reunido con capos de la droga, diversos analistas dicen que el director Rocha, miembro del partido Morena, al que igualmente pertenece el presidente, sí lo ha hecho.
“Ya no es una sospecha, es una certeza”, dijo Saucedo. “Queda claro que el gobierno federal lo que tiene son intermediarios que negocian con el cártel de Sinaloa”. Rocha niega haberse reunido o tratado con capos de la droga.
Saucedo señala que no sería la primera vez que gobernadores mexicanos o sus familiares se reúnen con capos: uno de ellos fue captado en video en 2014.
El arresto de Zambada a finales de julio, anejo con el de Joaquín Guzmán López, el hijo de El Chapo, fue delicado para México desde el inicio adecuado a que el gobierno mexicano ni siquiera estaba enterado.
Sin requisa, fue el relato posterior de Zambada de cómo fue engañado por el pipiolo Guzmán, que siempre tuvo la intención de entregarse a las autoridades estadounidenses y aparentemente se llevó como premio a Zambada, por cuya inicio había una galardón de 15 millones de dólares, lo que puso a temblar a la clase política mexicana.
Zambada dijo que Cuén, en quien confiaba, lo invitó a la reunión para ayudarle a pulimentar asperezas en la rivalidad política entre Cuén y el director Rocha. Zambada era insigne por sobrevenir eludido la captura durante décadas gracias a su maquinaria de seguridad personal increíblemente cerrado, seguidor y sofisticado.
El hecho de que hubiera dejado a espaldas todo eso a sabiendas para reunirse con el director Rocha significa que Zambada veía la reunión como plausible y factible. Lo mismo vale para la idea de que Zambada, como líder del ala más antigua del Cártel de Sinaloa, podía comportarse como árbitro en las disputas políticas del estado.
El director Rocha ha inepto haberse enterado o sobrevenir asistido a la reunión donde Zambada fue secuestrado. En una extraña expresión de teatro político, Rocha publicó el plan de revoloteo de un avión que, según él, lo llevo fuera del estado aquel día a tener lugar unas recreo familiares, e incluso publicó un video ese día donde explica cuidadosamente que no estaba en el estado.
Pero en la disputa central sobre lo que ocurrió aquel día, la traducción de Zambada parece la más plausible.
“Me parece totalmente más verosímil la traducción que narra el ‘Mayo’ Zambada”, indicó Saucedo.
Por Mark Stevenson, The Associated Press.