Stephens, un defensor del capitalismo, dirige una empresa de servicios financieros con sede en Arkansas que se ha convertido en un actor entero.
El presidente electo Donald Trump nominó a Warren Stephens, un destacado banquero de inversiones y filántropo, para ser el próximo embajador de Estados Unidos en el Reino Unido, a la dilación de la confirmación del Senado.
Stephens, de 67 primaveras, se desempeña como presidente, presidente y director ejecutor de Stephens Inc., una empresa privada de servicios financieros con sede en Little Rock, Arkansas. Bajo su liderazgo, la firma se expandió a los principales mercados estadounidenses y estableció oficinas europeas en Londres y Frankfurt, convirtiéndola en un actor entero en servicios financieros.
El Reino Unido es un socio esencia de Estados Unidos, con una “relación particular” de larga data basada en una historia compartida, vínculos culturales y cooperación en materia de seguridad, comercio y diplomacia globales. Esta asociación ha sido fundamental en cuestiones que van desde las operaciones de la OTAN hasta la estabilidad económica entero, y ambas naciones frecuentemente se alinean en políticas e iniciativas internacionales.
El proclamación de Stephens se produce en un momento de decano incertidumbre en el frente comercial. Trump se ha comprometido a imponer aranceles a todas las importaciones extranjeras, incluidas las del Reino Unido. Si aceptablemente los detalles sobre el Reino Unido no se han delineado completamente, Trump ha sugerido un impuesto caudillo del 10 por ciento sobre todas las importaciones, con tasas más altas para ciertos países.
Esta propuesta ha generado preocupación entre los políticos y líderes empresariales británicos sobre los posibles impactos en las relaciones comerciales y económicas entre las dos naciones. Han indicado que trabajarían diligentemente para disuadir a Trump de implementar medidas que, según dijeron, podrían restringir el entrada de los productos británicos al mercado estadounidense.
Los elogios de Trump alrededor de Stephens—incluidos sus conocimientos financieros y su experiencia filantrópica—insinúan la convicción del presidente electo de que Stephens puede proporcionar mano firme en estas negociaciones y ser fundamental para surtir la ánimo de la “relación particular” entre Estados Unidos y Estados Unidos. Reino.
Como la mayoría de los otros elegidos para el salita, Stephens enfrenta audiencias de confirmación en el Senado, donde los legisladores evaluarán su capacidad para navegar las complejidades de su posible puesto.