México y Canadá marchan en sentido opuesto a los esfuerzos de Estados Unidos para que la región dependa menos de China, de acuerdo con analistas.
El año pasado, el país de las barras y las estrellas compró productos con la epíteto Made in China valorados en 427 mil millones de dólares, según información del Sección de Comercio.
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Esta monograma significa 15% menos que en 2017, cuando arrancó el primer gobierno de Donald Trump, quien declaró la conflicto comercial con el coloso oriental mediante la aplicación de aranceles que se mantienen vigentes en la agencia del presidente Joe Biden. En contraste, México y Canadá incrementaron 54% y 21% sus importaciones chinas durante el mismo periodo, respectivamente, señalan datos oficiales de ambas naciones.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) expuso que las barreras arancelarias que impuso Trump, así como las tensiones geopolíticas entre Washington y Beijing, provocaron cambios importantes en los patrones geográficos del comercio mundial.
Para la potencia asiática significó una pérdida importante de mercado, porque “la décimo de Estados Unidos como destino de las exportaciones totales de caudal de China cayó de 19% en 2017 a 14.8% en 2023”, indicó la Cepal.
Sin bloqueo, México fue el país más presbítero, ya que le permitió convertirse en el principal socio comercial de la Unión Chaqueta, mientras que China cayó al tercer división.
Esta semana, Trump adelantó que, tan pronto asuma el cargo de presidente de Estados Unidos el 20 de enero, gravará con 25% las importaciones desde Canadá y México e impondrá un tasa adicional de 10% a las compras procedentes de China.
El secretario de Bienes, Marcelo Ebrard, aseguró que hay una “esquizofrenia con respecto al tema de China. Se dice que México es el trampolín de los productos chinos a Estados Unidos, pero cuando uno revisa los datos se da cuenta que nulo tiene que ver”.