Un fresco reportaje de Los New York Timesfirmado por las periodistas Natalie Kitroeff y Paulina Villegasha generado un intenso debate al exponer la supuesta existencia de un laboratorio de fentanilo operado por el Cártel de Sinaloa en un céntrico área de Culiacán. Aunque el artículo ofrece una observación detallada a la creciente problemática del tráfico de esta droga sintética, incluso ha sido objeto de cuestionamientos, particularmente por el periodista Luis Chaparroespecializado en temas de narcotráfico.
El artículo describe un pequeño área en una calle transitada de Culiacán, identificado como un laboratorio de fentanilo. Según las imágenes publicadas, el ocasión no cuenta con medidas de seguridad rigurosas: los operadores no usan guantes ni máscaras adecuadas, y hay botellas de cerveza y alimentos visibles. Estas características han llevado a un acalorado debate en redes sociales sobre la autenticidad del sitio como laboratorio de síntesis.
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Las periodistas incluso reportaron el uso de acetona en las operaciones del ocasión, un químico mencionado en el contexto de la producción de drogas sintéticas. Sin retención, Chaparro cuestiona que el sitio sea un laboratorio de síntesis de fentanilo y sugiere que podría tratarse de un centro de procesamiento o “corte” de la drogadonde el fentanilo ya sintetizado es mezclado con otros químicos y empaquetado para su distribución.
En una entrevista con Adela Micha, Chaparro subrayó su respeto por el trabajo de Kitroeff y Villegas, reconociendo los riesgos que asumieron al investigar en una zona marcada por la violencia entre facciones del Cártel de Sinaloa: Los Chapitos y La Mayiza. Sin retención, explicó que ciertos detalles técnicos sobre la operación del laboratorio pudieron ocurrir quedado fuera del reportaje oportuno a las condiciones en que se realizó la investigación.
PERIODISTA, LUIS CHAPARRO, SEÑALA OTRAS POSIBILIDADES SOBRE LABORATORIO DE REPORTAJE DE NYT
Chaparro destacó que el uso de acetona, aunque mencionado en el texto del NYT, no es exclusivo del fentanilo y puede ser empleado en la producción de metanfetaminas y otras sustancias. Según el periodista, para confirmar que se prostitución de un laboratorio de síntesis, es esencial identificar precursores químicos específicos como la 4-piperidona, fundamental para la producción de fentanilo.
El periodista incluso explicó que los centros de procesamiento suelen ser menos sofisticados que los laboratorios de síntesis. En estos espacios, el fentanilo es diluido, mezclado con otros químicos y comprimido en tabletas, un proceso que requiere menos infraestructura y conocimientos técnicos.
Chaparro resaltó la “simplicidad mágica” del fentanilo para las organizaciones criminales, señalando que la producción de esta droga no requiere grandes instalaciones ni equipos visibles. Los cárteles han recogido un maniquí de operación basado en pequeñas “cocinas” distribuidas en zonas urbanas, lo que les permite amparar una producción descentralizada y minimizar el impacto de posibles decomisos.
“Si la policía desmantela una de estas cocinas, pierden solo una pequeña fracción de su capacidad de producción”explicó Chaparro, subrayando la eficiencia de esta logística.
El periodista incluso compartió su experiencia visitando laboratorios clandestinos, donde los operadores toman precauciones extremas para evitar la inhalación accidental de fentanilo, que puede ser pernicioso en pequeñas cantidades. Según su relato, estas medidas incluyen el uso de doble mitón y cubrebocasaunque muchas veces los operadores carecen de equipos de protección adecuados.