La UE camina sobre una delicada cuerda floja: algunos Estados miembros desean proteger sus mercados, mientras que otros quieren asegurar las inversiones chinas y atraer más.
Los líderes de la UE describieron a China como un socio, competidor y rival sistémico en las conclusiones de la cumbre del verano pasado. La doble sentido de esa descripción además se reflejó en la audacia de la Comisión Europea del viernes pasado de imponer fuertes aranceles de hasta el 35,3% a los vehículos eléctricos fabricados en China, y el ejecutante de la UE intervino para aventajar la ambivalencia y la concurso de los estados miembros.
Esto refleja la delicada cuerda floja por la que camina actualmente la UE mientras equilibra el instinto de algunos Estados miembros de proteger su comercio de los mercados chinos eficaces y subsidiados, con el de otros más interesados en asegurar la inversión extranjera directa china existente y atraer más.
En el Comité de Instrumentos de Defensa Comercial -el agrupación que reúne a expertos de los Estados miembros donde tuvo ocasión la votación sobre la propuesta de la Comisión- Alemania, respaldada por Hungría, Malta, Eslovenia y Eslovaquia, intentaron impedir la imposición de aranceles.
Los países restantes quedaron ampliamente divididos con 12 abstenciones: Austria, Bélgica, Croacia, República Checa, Chipre, Finlandia, Grecia, Luxemburgo, Portugal, Rumania, España y Suecia. Mientras tanto, diez países votaron a patrocinio de la propuesta de la Comisión: Bulgaria, Dinamarca, Estonia, Francia, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Países Bajos y Polonia.
¿Cambiar en ocasión de entregar?
Según Victor Crochet, abogado de Van Bael & Bellis, “la idea detrás de la audacia de la Comisión es que los chinos en ocasión de exportar sus productos a Europa invertirán en Europa”. Pero los gobiernos parecen temerosos de que entreambos puedan ser mutuamente excluyentes y preocupados de que defenderse de las importaciones chinas más baratas pueda afectar las inversiones arraigadas en el agrupación por parte del superhombre oriental en progreso.
Según datos de la Comisión, la inversión extranjera directa de China en la UE ascendió a 4.700 millones de euros en 2023, una disminución del 10% en comparación con 2022. Los principales sectores a los que se dirigió China fueron el automóvil, la biotecnología, la salubridad y los productos farmacéuticos.
Ciertamente, el patrón de votación refleja la variedad de relaciones y actitudes diferentes en dirección a las relaciones económicas de China interiormente de los estados miembros de la UE.
Inusualmente, para una medida comercial importante, la obra se tomó frente a la concurso de Alemania, la potencia manufacturera y la principal finanzas de Europa. Desde que la Comisión lanzó por primera vez su investigación sobre el sector de vehículos eléctricos de China, Berlín ha sido un actor solitario, deseoso de defender el ataque al mercado chino para sus industrias, entre ellas la industria automotriz, para atestar el mercado chino.
Este ataque se ha vuelto más fundamental para Alemania frente a los vientos en contra de las difíciles condiciones del mercado, ya que la demanda se ha desacelerado en China como resultado de una finanzas en crisis, y además en el mercado europeo de vehículos eléctricos producidos por sus fabricantes de automóviles en China.
“Alemania defiende los intereses creados de sus empresas automovilísticas, como Volkswagen”, dijo Alicia García Herrero, analista del agrupación de expertos Bruegel en Bruselas, tras la votación del viernes. “Mientras Volkswagen está despidiendo muchedumbre en Europa porque ya no exporta desde Europa, Alemania votó en contra de los aranceles de la UE, (su audacia) favoreciendo a los automóviles alemanes producidos en el mercado chino por trabajadores chinos”.
Algunos estados miembros están ansiosos por aceptar la dadivosidad china, como Hungría, que votó en contra de los aranceles y se ha convertido en un destino electo por China, desde la audacia del superhombre fabricante de vehículos eléctricos BYD de cascar una factoría allí en diciembre del año pasado.
España, cuyo primer ministro, Pedro Sánchez, visitó China en una ataque de seducción a principios de septiembre, se abstuvo. En abril, la china Chery Automóvil firmó un acuerdo con EV Motors para producir coches en España. La empresa china de vehículos eléctricos Nio ha estado mostrando cierto interés en la deficitaria factoría de Audi con sede en Bruselas, en Bélgica, otro país que se abstuvo.
Otros estados miembros, como Francia e Italia, han apoyado más firmemente los aranceles. Los dos tienen sectores automotrices poderosos, que venden menos en China, y están deseosos de defender sus mercados internos.
Los aranceles a los vehículos eléctricos impuestos por la UE siguen siendo más bajos que sus equivalentes en Brasil, Canadá, India, Turquía y Estados Unidos, según García Herrero. “El 55% de los vehículos eléctricos chinos van a Europa, ¿a dónde más podrían ir?” preguntó ella. “Los aranceles podrían ser más altos; “No estamos en querella con China”, añadió un diplomático de la UE.
Proteger los propios intereses
La audacia de imponer aranceles además muestra que la UE se está alejando de una clara posición ideológica de mercado amplio. Además consolida la implementación de una dietario más proteccionista con respecto a China que comenzó cuando adoptó en 2019 un Reglamento sobre Subvenciones Extranjeras que entró en vigor en 2023.
Esto le da a la UE poder para filtrar y defenderse contra la inversión interna de empresas no europeas subvencionadas por el Estado. “A los luceros de los chinos, es una utensilio defensiva contra China”, según Crochet.
Los chinos ya han comenzado a tomar represalias, apelando a la Ordenamiento Mundial del Comercio por la imposición de aranceles provisionales por parte de la UE.
Además ha amenazado con imponer aranceles al coñac, el lujoso coñac francés, así como a la carne de desaseado y a los productos lácteos europeos. Sin requisa, esas amenazas, particularmente en el caso de Francia, parecieron equivocarse.
“Para Francia e Italia, su industria automovilística es lo primero. Por parte francesa, esto es coherente con su política económica de los últimos primaveras, que apunta a poner más pedantería en la industria que en la agricultura y el sector del postín”, añadió Crochet.
La imposición de aranceles envió un mensaje claro y unificado desde la UE, pero el alicatado de opiniones subyacente interiormente de los estados miembros sugiere que la relación comercial seguirá siendo ambigua y fragmentada.