El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha decretado un nuevo estado de excepción a nivel nacional por 60 días debido a la grave crisis energética que enfrenta el país. Esta medida busca garantizar la seguridad de las instalaciones críticas de infraestructura energética ante la amenaza de sabotajes, ataques terroristas u otras amenazas que puedan afectar su funcionamiento.
La crisis energética en Ecuador se ha manifestado en apagones diarios de hasta ocho horas de duración, principalmente debido a la disminución del nivel de agua en el embalse de Mazar, el segundo más grande del país. Además, la suspensión del suministro eléctrico procedente de Colombia, que también enfrenta sequías, ha contribuido a la situación.
Este nuevo estado de excepción se produce días antes de un referéndum clave convocado por Noboa. A través de este referéndum, se busca abordar asuntos relacionados con la lucha contra el crimen organizado, la atracción de inversión extranjera a través de arbitrajes internacionales y la creación de empleo juvenil mediante contratos por horas.
El contexto político en Ecuador se ve complicado por la condena internacional al asalto a la Embajada de México, donde se buscaba detener a Jorge Glas, ex vicepresidente del país. Este incidente ha llevado a la ruptura de relaciones diplomáticas entre Ecuador y México, así como con Honduras y Venezuela.
Además, la administración de Noboa ha denunciado un presunto sabotaje por parte de funcionarios del Gobierno anterior, acusándolos de ocultar información sobre la crisis energética. Estas acusaciones han generado controversia y tensiones adicionales en el país.
En resumen, Ecuador enfrenta múltiples desafíos políticos y económicos, incluida una crisis energética que ha llevado al presidente Noboa a declarar un estado de excepción para garantizar la seguridad de las instalaciones energéticas del país.