El asalto a la Embajada de México en Quito sume a Ecuador en el caos político
El Congreso ecuatoriano se está reconfigurando alrededor de un bloque opositor, motivado por el rechazo a la controvertida acción del presidente Daniel Noboa de ordenar el asalto a la embajada de México en Quito para capturar al exvicepresidente Jorge Glas. Esta acción sin precedentes ha generado una fractura en el respaldo legislativo que hasta ahora Noboa había disfrutado, poniendo fin a su período de gobernanza sin oposición.
Hasta este evento, Noboa había logrado la aprobación casi unánime de los proyectos legislativos que había propuesto, incluso aquellos de mayor controversia como el aumento de impuestos. Sin embargo, el asalto a la embajada mexicana ha desatado una serie de reacciones negativas, incluyendo la declaración de oposición por parte del grupo legislativo de Revolución Ciudadana, que anteriormente había respaldado de manera no oficial las iniciativas del presidente.
Esta nueva oposición dentro del Congreso, aunque no cuenta con una mayoría absoluta, tiene el potencial de bloquear los proyectos del Gobierno al unirse con sus aliados. La primera medida anunciada es convocar a las ministras de Relaciones Exteriores e Interior, así como al ministro de Defensa, a la comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional, donde la mayoría de los miembros pertenecen al nuevo bloque de oposición. Se anticipa una serie de acciones de fiscalización y solicitudes de juicio político contra funcionarios del Gobierno.
El impacto inmediato de esta oposición se sentirá en las 11 preguntas de consulta popular y referendo propuestas por Noboa, ya que ningún partido político mayoritario participará en la campaña por el sí o por el no. Esto refleja una polarización creciente en el escenario político ecuatoriano, que se espera que se profundice a medida que se visualicen las consecuencias diplomáticas y económicas del asalto a la embajada de México. Aunque Noboa pueda ganar la consulta y el referendo, enfrentará obstáculos para pasar las reformas en la Asamblea, lo que podría debilitar su figura presidencial en medio de una creciente crisis de inseguridad en el país.