Kesaria Abramidze fue asesinada interiormente de su alojamiento el miércoles pasado, un día luego de que el gobierno aprobara una medida radical que restringía severamente los derechos LGBTQ+.
A posteriori de que la conocida maniquí y actriz transgénero Kesaria Abramidze fuera asesinada a puñaladas en su alojamiento el miércoles pasado, su homicidio ha provocado una condena generalizada por parte de grupos de derechos humanos y LGBTQ+.
Los activistas de la nación del Cáucaso Sur expresaron su preocupación por lo que dicen es un vínculo entre los ataques violentos y una medida radical aprobada por el Parlamento un día antaño de la crimen de Abramidze, que además ha sido criticada tanto por la Comisión Europea como por grupos LGBTQ+.
Lo más preocupante es que surgieron temores sobre la posibilidad de que el auténtico conjunto de medidas pudiera provocar crímenes de odio y violencia contra la comunidad LGBTQ+ en el país.
El homicidio de Abramidze fue un estremecedor recordatorio de con qué facilidad una ley como esa puede interpretarse como un permiso para discriminar y vilipendiar aún más a la comunidad, dicen.
El plan de ley de amplio efecto, presentado por el partido gobernador Sueño Georgiano y que se dice que se parece a una ley similar en Rusia, incluye prohibiciones a los matrimonios entre personas del mismo sexo, a las adopciones por parejas del mismo sexo y descarta el respaldo y la representación de relaciones y personas del mismo sexo en los medios de comunicación.
Asimismo prohíbe el tratamiento que afirme el condición y el cambio de designaciones de condición en los documentos oficiales.
Algunas de las medidas, incluida la prohibición de los matrimonios entre personas del mismo sexo, consolidan la código georgiana actual que definía el bodorrio como la unión “entre un hombre y una mujer”.
Otras, como la prohibición de la atención que afirma el condición, son novedosas; los grupos de derechos humanos afirman que afectarán desproporcionadamente a las personas transgénero y perpetuarán los estereotipos negativos existentes.
Los grupos LGBTQ+ del país afirman que la medida provocará un aumento de los delitos motivados por el odio. “Llevamos diciendo desde hace mucho tiempo, durante todos estos meses, que leyes como esta van a provocar violencia y van a aumentar el número de personas que sufren agresiones físicas”, afirmó Tamar Jakeli, directora de Tbilisi Pride.
Georgian Dream afirmó que el plan de ley, descrito como sobre “los títulos familiares y la protección de los menores”, ayudará a proteger a los menores y a las familias en el país donde la Iglesia Ortodoxa ejerce una influencia significativa.
La medida genera reacciones negativas
El vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, afirmó que la código “socavaría los derechos fundamentales de las personas, aumentando la discriminación y la estigmatización”.
En respuesta, el primer ministro de Georgia, Irakli Kobakhidze, dijo que Europa debería representar la “transparencia” y los “títulos cristianos tradicionales” y agregó que los comentarios de la UE no “beneficiarían la imagen de la Unión Europea interiormente de la sociedad georgiana”.
Los expertos sugieren que la medida es un paso hexaedro para conseguir apoyo para el partido antaño de las elecciones parlamentarias del 26 de octubre.
“Simplemente están utilizando los mismos métodos, medios y herramientas que utiliza Rusia para, de alguna modo, desviar la atención de la clan de los problemas reales y crear un nuevo enemigo en algún emplazamiento interiormente de la sociedad, y luego derrotar a ese enemigo que positivamente no existe”, dijo Giorgi Davituri del Instituto para el Expansión de la Emancipación de Información.
La Unión Europea había detenido previamente la adhesión de Georgia a la unión y congelado parte del apoyo financiero, luego de que el partido gobernador introdujera en junio su señal “ley de influencia extranjera”, que según los opositores imita las políticas del Kremlin.
La ley exige que los medios de comunicación y las organizaciones no gubernamentales se registren delante las autoridades si reciben más del 20% de su financiación del extranjero, y ha sido utilizada en Rusia para silenciar a los críticos y disidentes del gobierno.
La ley de “influencia extranjera” provocó protestas masivas en Georgia y sus opositores afirmaron que socavaba la democracia en el país y ponía en peligro su entrada en la Unión Europea.
La nueva código de Georgia además imita las leyes implementadas en Rusia durante la última división; las autoridades de entreambos países afirman que las reglas protegen los “títulos familiares tradicionales” de la influencia externa.