Un conjunto de manifestantes observó desde detrás de las vallas del Palacio Huis ten Bosch cómo se juramentaba el nuevo salita holandés.
Rodeando de 20 activistas de Remisión Internacional participaron en una manifestación en La Haya en señal de preocupación por el Estado de derecho.
La democracia holandesa está en peligro, dijeron los reunidos el martes por la mañana mientras se juramentaba el nuevo gobierno holandés.
“Pronto entrarán en el Gobierno partidos de los cuales uno ni siquiera tiene militantes (el PVV)”, dijo un manifestante. “Partidos que siembran el odio y excluyen a grandes sectores de la sociedad”.
“No deberíamos normalizarlo. No es corriente. Estamos hablando y seguiremos haciéndolo”.
El conjunto esperaba al nuevo primer ministro holandés, Dick Schoof, yuxtapuesto con los ministros y secretarios de estado entrantes, en la entrada trasera del palacio. Sin requisa, los políticos llegaron a la entrada principal, por lo que el conjunto los perdió.
Los manifestantes no lograron interrumpir la foto general del gobierno, que comenzó diez minutos ayer de lo previsto, por lo que llegaron demasiado tarde.
Schoof, exjefe de la agencia de inteligencia holandesa y de la oficina antiterrorista, firmó el martes un decreto actual oficial para apoyar sus funciones como primer ministro del país.
El hombre de 67 primaveras fue instalado yuxtapuesto a otros 15 ministros que conforman la coalición de tendencia derechista del país.
Los cuatro partidos de la coalición son el Partido por la Independencia (PVV) de Geert Wilders, el Partido Popular para la Independencia y la Democracia de centroderecha del primer ministro saliente Mark Rutte, el populista Movimiento Ciudadano Campesino y el centrista partido Nuevo Pacto Social.
El partido de ultraderecha antiinmigración PVV de Wilders había obtenido la anciano cantidad de escaños en las elecciones de noviembre pasado en los Países Bajos. Sin requisa, Wilders necesitó 223 días para encontrar suficientes aliados para formar gobierno.