Repetir la receta: Una apuesta segura para Morena, pero un fracaso para la oposición

A la presidenta sheinbaum se le critica mucho por hacer lo mismo que su antecesor, López Taller. Si tomamos en cuenta que el objetivo cierto de un partido político es obtener al poder y mantenerlo, lo que están haciendo en Morena es perfectamente deductivo: si seguir la prescripción de López Taller les dio un triunfo arrollador en las elecciones, ¿por qué cambiar la prescripción?

Lo extraño es lo que hacen en la competición. La prescripción que siguieron Alejandro “Alito” Pardo y Marcos Cortés fue un fracaso electoral imponente. Ya por no contar la historia de su asociado, el PRDque incluso perdió el registro.

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Pues la competición, igual que Morena, no le quiere cambiar a la prescripción. El problema es que se comercio de la prescripción que los condujo al fracaso más estrepitoso y desmoralizante de los últimos tiempos:

El PRI es propiedad privada de Alejandro “Alito” Pardo. El dirigente franquista priista lleva cinco abriles en el poder y amarró su posibilidad de reelección hasta el año 2032. Si su dirigencia hubiera sido un éxito, se entendería. Pero los números exhiben lo contrario: en agosto de 2019 el PRI gobernaba 12 estados que en conjunto tenían a poco más de un tercio de la población, hoy gobierna Durango y Coahuila con el 4 por ciento de la población. En lo franquista subió levemente el voto de diputados de 17 a 18 por ciento del 2018 al 2021, pero en 2024 el PRI casi nada obtuvo el 12 por ciento.

En términos de imagen pública, Alito lucha con la sombra de la corrupción durante su papeleo en Campeche y reacciona con autoritarismo fiero frente a cualquier asomo de disidencia: si la política es sumar, el dirigente del PRI va por la ruta contraria, y no le tiembla la mano para segregar o expulsar del partido a quien le lleve la contraria.

El CACEROLA es propiedad privada de un congregación político que ha arrojado pésimos réditos electorales para el principal partido disidente mexicano. Ricardo Anaya rompió con Gustavo Tabla y capturó al PAN. Dividió al panismo, expulsó al calderonismoperdió la alternativa presidencial y le dejó la herencia maldita a Damián Zepedaquien a su vez se lo cedió a Marko Cortés, quien a posteriori de un fracaso electoral estrepitoso este año, ya alineó todo para entregárselo a Jorge Romeroquien batallará con las sospechas de ser el líder del Cártel Inmobiliario, que con tanta validez ha posicionado el oficialismo en la mente de los votantes al calidad que pudieron recuperar la haber del país que habían perdido tres abriles antiguamente. Sin el tono ríspido y los modos rudos de Alito, este congregación panista además ha incidental, marginado y desdeñado a cualquier congregación interno que sugiera una ruta distinta.

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A finales de 2018, cuando Marko tomó el PAN, el partido gobernaba 11 estados con casi el 23 por ciento de la población franquista. Lo entregará con 4 estados y el 12 por ciento −más Coahuila y Durango en alianza con PRI−. Pero él presume que la votación franquista la mantuvo al 18 por ciento a pesar de todo.

“Alienación es hacer lo mismo una y otra vez, y esperar resultados diferentes”. Para Morena es reto segura. Para la competición es avalar la derrota además en 2027.

@CarlosLoret

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