Salvador Illa jura como nuevo presidente de Cataluña poniendo fin a un gobierno separatista que duró décadas

El proclamación de Salvador Illa se produce cuando el ex controvertido líder regional Carles Puigdemont regresa a su estado originario desde el expulsión.

El político socialista castellano Salvador Illa prestó taco el sábado como presidente de Cataluña, un proclamación que pone fin a más de una división de gobierno separatista en la región.

El proclamación supone que los socialistas volverán al poder tras 14 abriles de gobiernos nacionalistas e independentistas.

A principios de esta semana, Illa consiguió el apoyo de los partidos de izquierda PSC, ERC y Comuns en la investidura parlamentaria de Cataluña, garantizando así el liderazgo.

Políticos y divulgado asistieron al acto de inauguración celebrado en el Saló de Santi Jordi, la sala principal del Palau de la Generalitat de Barcelona.

Illa dijo en un breve discurso que utilizará la presidencia para unir a los catalanes frente a el avance de “planteamientos divisionistas, demagógicos y populistas” que ponen en aventura la convivencia y la “pelotón civil”.

Se produce días luego de que el expresidente de Cataluña Carles Puigdemont Regresó a España de su expulsión autoimpuesto en un intento de protestar contra las esperadas elecciones de liderazgo.

Puigdemont encabezó el fallido referéndum separatista de 2017 que pedía la independencia de Cataluña, y desde entonces ha estado prófugo de las autoridades españolas.

En un sorprendente rotación de los acontecimientos, el político fugitivo recurrió esta semana a la plataforma de redes sociales X para fallar que regresaría a su estado originario para protestar por el inminente cambio de liderazgo.

Pero luego de un discurso pronunciado en Barcelona frente a miles de partidarios españoles, al que asistieron periodistas y agentes de policía, Puigdemont escapó una vez más de las autoridades españolas.

Puigdemont reveló en X que luego de “unos días difíciles” y “miles de kilómetros” había regresado de nuevo a conducirse el expulsión en Waterloo, Bélgica.

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